El caso del sastre asesino

Las técnicas modernas nos ayudan en la resolución de crímenes, pero antes de los desarrollos criminalísticos, los detectives debían contar con su ingenio para la resolución de los casos. Así nos demuestra Gustavo Macé.



En 1869 Gustave Macé, quinto jefe de la Sûreté Nationale (Policía Nacional de Francia), trabajaba en una de sus investigaciones; el caso inició cuando un ciudadano de París informó la presencia de una pierna cercenada en el interior de un pozo. Encontraron además las siguientes partes del cuerpo, exceptuando la cabeza. Esto no impidió que el cadáver sea identificado, tratándose de quien en vida se llamó Desiré Bodasse.


Siguiendo la investigación realizada por la policía, Macé terminó en el taller de un sastre llamado Pierre Voirbo, quien reconoció que había discutido con su amigo, Bodasse. Según el modista, la víctima se había negado a prestarle 10.000 francos para su boda. No obstante, negó rotundamente haberle asesinado.

Registraron la casa del sastre, y aun cuando Macé creía en la culpabilidad del mismo, no encontraron indicios incriminatorios. Cuando Macé estuvo a punto de tirar la toalla ante la falta de evidencias y exonerar a Voiro del cargo de homicidio, sacó a relucir todo su ingenio. Mientras vertía un vaso de agua sobre la mesa, proclamó: “Si aquí se ha desmembrado un cuerpo, la sangre tiene que haber formado un charco en algún lugar del suelo, siguiendo los desniveles. El agua irá al mismo sitio”.

En efecto, el agua fluyó hasta situarse debajo de la cama de Voiro. Develando una mancha que había sido pasada por alto. Observando dicha escena, el sastre no tuvo más remedio que confesar.

Fuente: https://www.omniscientes.com/el-ingenio-de-mace-y-el-sastre-asesino/


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